jueves, 3 de marzo de 2011

¡Abran fuego! La visión tierna y deseada de la guerra contra el narco

De verdad que es arriesgado que en estos momentos en que en México se vive una etapa marcada por la violencia y los enfrentamientos entre grupos criminales y las autoridades, se publique una obra en la que el personaje principal es un adolescente de 15 años que tiene como deseo fundamental formar parte del grupo de sicarios que protegen al capo de la región.
La apuesta es fuerte por parte de Alejandro Licona y Ediciones B, ya que tocar un tema de esta naturaleza puede provocar escozor en más de uno al ver de arranque el título del libro “Abran fuego. El niño que quería ser narco” y más si vemos que día a día son más y más los menores que se van integrando a los grupos delictivos que operan en las diferentes regiones del país.
Pero este gancho, que podrá captar a muchos, es solamente eso, una manera de atraer a un lector que por curiosidad quiere profundizar en las páginas que integran la obra, que forma parte de la colección Ficción Zeta, para darse cuenta que lo que en ella se trata son las andanzas que vive un jovencito que vive una serie de experiencias cotidianas que en muchos casos rayan en lo chusco.
Pero no sólo eso, es una obra bien canalizada y llevada por el autor que nos muestran la manera en cómo viven los habitantes de Villa Petate, una comunidad enclavada en el norte del país, y en la que la principal distracción de los hombres es pasar un rato en la cantina del pueblo para hablar de los pormenores que se presentan en la comunidad; en tanto que para las mujeres se reduce al eterno intercambio de novedades que acontecen en el pueblo, léase el chisme de altura.
De la misma manera, por medio del libro conoceremos a un grupo de niños que viven sus primeros momentos con la sexualidad y la forma en como tienen que sortear las complicaciones que de dichas experiencias se derivan y que ponen en jaque tanto a sus padres en lo individual, como a todo el sector masculino que sufrirá por el cierre intempestivo de las puertas del único prostíbulo que tienen.
No sobra decir que conforme se avanza en la lectura de la trama uno se divierte al grado de la carcajada por las diversas situaciones que se van presentando y que afectan a todos los habitantes del pueblo, aún en los momentos más tensos de la trama y de los cuales se sale con ingenio y un gran toque de comedia.
Así, la historia que inicia con la descripción de los funerales de uno de los cercanos colaboradores del capo Baudelio y la sorpresa que genera entre los niños el paso del cortejo, poco a poco nos lleva a conocer la vida y aspiraciones de Toribio Jaraque, así como los problemas que vive, por un lado, al buscar formar parte de un grupo de sicarios y, por el otro, al iniciar su vida sexual sin freno alguno.
Como en todo pueblo pequeño, un hecho desencadena una serie de eventos que afectan a toda la comunidad y por ello poco a poco se van conociendo los secretos más ocultos de algunos de los pobladores y la manera en cómo sus vidas fueron afectadas por algunos pasajes y cómo les marcó su destino, mismo que con los acontecimientos que se van presentando viven una nueva alteración que marcará a toda la comunidad.
No queda más que recomendarles que busquen esta obra Alejandro Licona para que pasen un momento ameno y vean, aunque sea de manera ficticia, lo que podría ser la otra cara de la lucha entre el crimen organizado  y las fuerzas del orden.

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