Es lunes 8 de diciembre de 1980. Me encuentro viendo desde la comodidad de mi cama los minutos finales del tradicional juego de futbol americano de lunes por la noche entre los Patriotas de Nueva Inglaterrat y los Delfines de Miami, retrasmitido en ese entonces por Televisa.
De pronto los comentarias estadounidenses realizan un corte informativo casi al concluir el último cuarto de juego. Sus pares mexicanos retoman el reporte e informan de inmediato que el cantante inglés John Lennon había sufrido una agresión y en su trasladado hacia un hospital para atenderlo había muerto. Detallaron que el fundador de The Beatles recibió varios balazos cerca de su apartmento ubicado en el edifico Dakota en Nueva York.
Y después nada más. Sólo concluyó el juego del que no recuerdo absolutamete. En mi mente sólo pervive ese anuncio que pese a mi corta edad me impacto ya que en ese entonces recién iniciaba mi afición al rock y uno de los primeros cantantes que escuchaba precisamente era Lennon.
El tiempo ha pasado. Suman ya tres décadas desde que un fulano, dizque admirador de John, decidió sin más matarlo para alcanzar un poco de la fama que aquel había alcanzado con esfuerzo, dedicación y muchos, muchísimos problemas tanto familiares, con los miembros del cuarteto de Liverpool, así como con el mismísimo gobierno de Estados Unidos.
Pero sobre todo, había ocasionado con su asesino actuar truncar el reinicio de la carrera musical del también compositor, que por entonces lanzaría su última producción, Double Fantasy, y dejarnos a sus fans, porque ya me incluía entre ellos, sin más de sus canciones y de sus pronunciamientos a favor del amor y la paz, de sus críticas al sistema y de su filosofía.
Este día, precisamente al cumplirse 30 años de ese asesinato, todas las estaciones de radio, los programas de televisión, los diarios y los portales de noticias, amén de quienes gustamos del rock recordamos al maestro John Lennon.
Pero además, todos escuchamos sus obras, en las que, en lo personal, puedo apreciar su pasión no sólo por su papel de compositor e interprete, sino el sentimiento que tenía para ejecutarlas ya fuera en las grabaciones en los estudios o en sus presentaciones en vivo.
Así, obras clásicas como Imagina, Casi como volver a empezar, Niño bonito, Mujer, La mujer es la negra del mundo, Tipo celoso, Demos una oportunidad a la paz, Amor, Madre y El poder de la gente, entre muchas más, nos recuerdan la partida deLennon y nos muestran la herencia musical que nos dejó y en la que nos habla de diversas temáticas, de sus frustraciones, de sus problemas, de sus aspiraciones, de los problemas mundiales y sociales y, sobre todo, de sus aspiraciones.
Justo es decir también, que a pesar del tiempo transcurrido, todas estas composiciones no han perdido vigencia y sus pasajes se pueden aplicar a cualquier situación actual tanto personal como nacional sin problema alguno, lo que nos muestra la profundidad de sus letras y su visión de la vida.
Vayan estas líneas a la memoria de JOHN LENNON.